domingo, 3 de mayo de 2009

ME SIENTO BIEN

Después de mil y pico noches
Sin nada que perder
De estrellas escondidas al anochecer
Me duermo en los colores
Que me han visto crecer
Siento que en mi alma empieza a amanecer
Abro las cortinas
Es un nuevo día
Y me siento bien
Como si todo empezara otra vez
Me siento bien

Y ahí estaba yo, sentada dentro del Aeropuerto con un mal presentimiento sobre el viaje que estaba por empezar, sin embargo me decía a mi misma que eran sólo los nervios por el vuelo. Para donde quiera que volteara veía gente con cubreboca y pensaba “que paranoicos” quien me diría que días después esta escena se repetiría por todos lados, para colmo en el Aeropuerto justo a mi lado pasó “la famosa” Carmen Salinas, como si el escenario no hubiese sido bastante desagradable ya. Después de ver en la pizarra que el avión estaba “delayed” pensé que sólo sería cuando mucho por treinta minutos… una hora y media después, por fin nos hacen pasar a la pista y subirnos en un pequeño camión que nos llevará al avión. Diez minutos en el camión avanzamos, para detenernos a unos 10 metros frente a un pequeñísimos avión. El “no ma…” de la gente no se hizo esperar, las caras molestas, los sonidos de “ash”, las preguntas de “por qué es tan pequeño el avión?” y mi angustia porque soy claustrofóbica era todo lo que acontecía en ese momento. Otros 10 minutos pasaron y por las bocinas se escuchó un mensaje “queridos pasajeros, por el exceso de peso no podemos volar, necesitamos a 2 voluntarios que se bajen del avión” este mensaje me recordó los chistes que comienzan “ahí tienes que en un avión iba un gringo, un francés, un alemán y un mexicano…” otros 15 minutos, un soborno de un vuelo redondo y una noche de hospedaje en el Camino Real, por fin 2 personas acceden a bajarse para que los demás podamos llegar a nuestro destino.
Creo que no tengo que explicar lo que es sentir una turbulencia en un avión de tamaño normal, ahora imaginen en uno pequeño, sentir como si estuvieras en un juego de Six Flags ¿qué lindo? Bueno por fin después de no sé cuantas horas de retraso y el mensaje del piloto “el avión que se les había asignado tenía problemas con la computadora así que por eso se les asigno este pequeño avión para llevarlos a su destino, lamentamos las molestias…” molestias? Molestias era tener a un infante de 3 años justo detrás de tu asiento, golpeando el respaldo y gritando a todo pulmón, tener hambre y que sólo te den una bolsa miniatura de cacahuates y saber que debiste haber llegado a Los Cabos hace horas.
Al estar en la bandeja esperando por las maletas llega un individuo diciendo que nuestro equipaje nunca fue a bordo del avión que a ver cuándo nos lo mandan a nuestro domicilio QUÉ!!!!!!! Fue la reacción de todos. Por más que los pasajeros fuimos a quejarnos sólo nos contestaban “qué tipo de maleta era? Y cuál es su domicilio?” un señor experto en pasar por estos desastres me contó que a veces hasta regresas a tu casa y han pasado semanas y tu equipaje no ha llegado.
Corajes y más corajes, ni modo, la casi resignación llegó y a subirse a la camioneta que nos llevaría al hotel, un hotel hermoso con albercas y vista frente al mar y uno con la misma ropa y sin cosas quién sabe por cuánto tiempo.
A tratar de poner buena cara y tratar de emborracharse para olvidar las penas porque “mañana” sería otro día, un día en el que esperaría por mi maleta y quién sabe las cosas podrían mejorar.
Un rico desayuno y a caminar muchísimo para llegar a la Comer y así poder comprar lo necesario… pero no hubo un traje de baño adecuado y jamás sería lo mismo que tener tus propias cosas pero bueno, al llegar al hotel me cambiaría para poder ir a aplastarme frente al mar. Renegrida por el sol fui a sentarme bajo una sombrilla… nachos, bebidas y más bebidas, llegan las maletas, se me hizo el día!!
Los días transcurrieron, el idioma que fluía por todos lados era inglés, desayunos en la terraza frente al mar, caminatas por la playa, beber y beber, porque el mar en esa zona no era ideal para nadar, y la alberca era tan alta que todos los que mediamos menos de 1.55 aun parados nos cubría el agua, liliputenses? Algo así.
Llegó el momento en el que fuimos a un paseo por Cabo San Lucas, fuimos a una fábrica de vidrio soplado, luego de compras por la ciudad y a subirnos a un pequeño yate que nos llevó al famoso Arco. Ahí pudimos ver 2 hermosas ballenas azules, claro las tuvimos que seguir un rato para poder tomar unas cuantas fotos, posteriormente a nadar!!!
Siempre había querido nadar en el mar pero me daba miedo, así que con unas aletas en los pies, un chaleco y tres margaritas después decidí aventarme. Las pequeñas olas iban y venían, llevándote a donde ellas quisieran, los pelícanos muy cerca casi como si quisieran hacerte competencia, por fin llegar a la orilla fue algo bueno. La arena más gruesa debajo de los pies como si fueran grumos de sal se pegaban al cuerpo, la respiración era más agitada y el temor me invadió de nuevo al saber que debía meterme nuevamente a este hermoso amigo traicionero llamado mar. Al llegar a las escaleras del yate no podía poner mis pies, sentía que pesaba demasiado y los pequeños tubos se encajaban en las plantas de los pies, me costó trabajo pero lo logré. Casi todo el camino de regreso me la pasé pegada a los tubos de la borda, tubos que me impedía caerme, pero el aire en el rostro, los rayos rebotando en las olas y la luz azul sobre mi rostro era casi mágico, de pronto vi una mancha verde y me di cuenta de que era una inmensa tortuga nadando, hermoso, hermoso, todo…
Imágenes grabadas por siempre en mi memoria, ese olor a sal y humedad, con toques de libertad, sin duda eso era respirar libertad.
Nunca había bailado sobre la cubierta de un barco, pero eso fue un verdadero reto, entre saltos, margaritas y a ritmo de las más famosas rolas latinas los pasajeros estuvimos bailando hasta que llegamos a la orilla y tuvimos que bajar del sueño, sí del sueño, porque lo que vivimos ese día no podía ser algo real, tanta hermosura, tanta libertad, tantas especies magnificas, tanto mar…
Ya por la noche cenar en un magnificó restaurante italiano, comer pasta y camarones mm que delicia pero lo realmente entretenido era ir a la sala de juegos para niños por la noche y tener las maquinitas para uno solito, definitivamente no era lo mismo que jugar pin pon afuera de la alberca, porque aquí podías jugar y jugar luchitas o mi pasión por las carreras de autos, realmente he mejorado con los años jejeje.
Sin duda todos los días tenía algo para recordar, una noche fue nadar en el mar, conocer el super mall, el masaje en la playa, otra fue jugar, otra fue conocer a un lindo chico y otra pelearme con una gringa. Pero las dos últimas anécdotas las guardaré sólo para mí, quizá la de la gringa la cuente un día que no me haga enojarme tanto de sólo recordar, la del chico, digamos que aún no termina jejeje sólo diré: ojos lindos, gran cuerpo, buen bailarín y spider man jajaja.
A pesar de todo, no quería irme, Cancún es un lugar del cual me enamoré hace dos años y que volvería sin dudarlo, pero Los Cabos… digamos que me dio muchos recuerdos inolvidables, y ahora tengo alguien a quien visitar y que estará gustoso de verme otra vez.
El regreso fue medio extraño, comencé la mañana corriendo para ir a desayunar, buscar al chico bailarín pero no lo encontré así que me fui a la playa para un masaje de una hora, mmm eso sí que es vida! Jeje, regresé por el chico y estuve con él las últimas horas de mi estancia, me fui del hotel queriéndomelo llevar pero en las manos sólo llevaba un helado de limón.
El vuelo salió a tiempo, dormí un buen rato y por fin! Me dieron de comer en el avión, al llegar al aeropuerto mis maletas estaba ahí, el transporte no fue problema y parece como si el universo me estuviera pagando porque el viaje de regreso fue casi perfecto.
Sin duda al escuchar las palabras “los Cabos” recordaré los viajes en camión de San José del Cabo a Cabo San Lucas por todos los paisajes que podía ver a través de la ventana, recordaré estar pegada en la borda del yate viendo el mar, las noches de videojuegos, las mañanas de caminata por la playa, el brillo de la arena al ser arrastrada por el mar y las promesas que ese gigante azul y yo nos hicimos una vez más…
Y es que estoy de p... madre
Soy un hombre feliz
Ahora creo que sé por donde quiero ir
El camino más corto
El secreto de vivir
Ahora lo comprendo todo
Ahora sí que sí...
Hoy siento que algo me hace flotar
Como un milagro pero de verdad
Abro las cortinas
Es un nuevo día
Empieza mi vida
Y me siento bien
Como si todo empezará otra vez
Me siento bien


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