jueves, 26 de marzo de 2009

Mirar de lejos

A veces es mejor mirar la pintura de lejos, porque al estar cerca puede dejar de parecerte bella...

miércoles, 4 de marzo de 2009

Mi ciudad

A veces, sólo por instantes recuerdo lo que era despertarme y no saber en donde estaba, extraño levantarme y mirar por la ventana y ver una calle que no era la mia pero que había visto cientos de veces a lo largo de mi vida.


Me hace falta salir por la puerta negra que me liberaba de esa pequeña prisión llamada "casa", respirar el aire frio, colgarme una pequeña mochila rosa y sonreir porque a una cuadra me aguardaban las opciones. Bien podía ser una caminata hasta Tacubaya, claro! con la parada forzada en el puesto de jugos y medio litro de naranja después ya me encontraba en el metro o bien, veía pasar los camiones hasta que pasaba el "Ayuntamiento", la sopresa era ¿camión pequeño o grande? y por sólo $2. 50 tenía un recorrido digno del turibus, sólo que más barato.
La condesa, Doctores o del Valle, no importaba, solía pegarme a la ventana y descubrir nuevas historias. Si tenía tiempo y hambre, podía comportarme como niña fresa y bajarme en Durango para desayunar en la terraza del Palacio, ahí deleitarme con una dona pequeña de buen chocolate y un desayuno Orleans... también podía seguir en el camión y llegar hasta la última parada.
Siempre era un gusto poder ver la XEW e imaginar la época de mi abuelo en la que cantaba ahí.

Cada esquina era el recuerdo del recuerdo de un pariente, desde las tortas de la Poblanita, la XEW, los churros del Moro, los sombreros de la Regia, La Latino, etc. Discos de $20 y $30, de esos dificiles de encontrar o más adelante en el puesto de $8 y $10 pero eran MP3. Cruzar el eje central e ir por alguna funda para el celular o simplemente vagar por el eje hasta llegar al mirador de Sears y tomar miles de fotos de mi edificio favorito: Bellas Artes.
Caminar por Madero, pasar al baño de Sanborns de los Azulejos, pasar por Mieneralía o el centro joyero y comprar cristales para hacer alguna chuchería, hasta llegar al Zócalo y tomar fotos de la manifestación, exposición o lo que sea que estuviese ocurriendo ese día. Entrar a la Catedral y ver al Cristo Negro, que en esos días parecía ser el único que escuchaba todo lo que tenía que decir. Comer donde yo quisiera, las opciones eran muchas y hasta poder ir al Liverpool pa`comer o hacer otra escala técnica, no sólo era entrar a las tiendas fashion como el Palacio, era la vista que tenían hasta arriba y sentir ese "aire" de nostalgia e imaginar cómo estaba todo en los 50`s
Tiendas y más tiendas, pasar por Correos de México, el Palacio de Mineria, etc. y por supuesto no podía faltar deternerme en Gante para sentarme en una jardinera y escuchar de "agrapa" a la cante del restaurante de la esquina. Comprar algun pan en la Ideal, sólo por el gusto de entrar y recordar todos los cumpleaños en los que escogía mi pastel.

Nunca me cansaba de ver, comprar y tomar fotos, siempre había alguna historia que capturar y por que no, hasta interrumpir. Caminar por el eje era dificil por tanto puesto y gente, pero a pesar de todo era divertido ver las cucherías que vendían porque siempre encontraba algo que comprar. Ya cansada por todo, subir al camión con mi mochila llena de cosas me recargaba en la ventana para regresar a la casa que no era mi hogar, pero que me permitía estar cerca de lo que yo llamaba "mi ciudad".


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